Una persona con personalidad rebelde también puede ser
definida como desobediente, revoltosa, indomable, inconformista, y tantos otros
adjetivos que podrían ocupar varias líneas de este artículo.
A pesar de las ideas románticas que los rodean, son personas
con mala reputación, difíciles de controlar y que no aceptan las normas que la
sociedad espera de ellos.
Desde que vinimos a este mundo, nos han dicho cómo debemos
pensar, qué debemos creer, cómo debemos vestirnos, hablar, comportarnos: nos
han dicho el camino que debemos elegir. Todo ha sido estudiado para lubricar la
sociedad actual, que establece reglas que debes seguir, te guste o no, para
hacerte feliz o no.
Los actos de rebelión son una respuesta necesaria a la
tradición y la autoridad que mantienen el mundo en equilibrio. Sin resistencia,
la sociedad sería ciegamente obediente y carente de creatividad.
Pero el uso excesivo puede crear un mundo sin estructura ni
moralidad.
No debemos olvidar que personalidades rebeldes cambiaron el
curso de la historia. El deseo de cuestionar las relaciones y seguir las
propias ideas provoca un cambio social, artístico o político y, en muchos
casos, mejora la sociedad actual.
Un gran ejemplo es Mulán, una valiente heroína que tomó el
lugar de su padre en el ejército chino para luchar contra los hunos.
Otro rebelde algo conocido también es Christopher McCandless
en Into the Wild. En esta película, nuestro protagonista decidió deshacerse de
todas las posesiones materiales y emprender un viaje para encontrar el sentido
de la vida. Christopher no es el típico rebelde con chaqueta de cuero y un
cigarrillo colgando de la boca. Su rebeldía va más allá de los clichés
adolescentes, populares o no, su rebeldía es existencial, y en el centro de su
búsqueda está la búsqueda de dónde se encuentra la verdadera felicidad.
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